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SON YA COMO 270 AÑOS DE SILENCIO SISMICO

Y A ESTE GOBIERNO SE LE PASEA EL ALMA. EL SISMO NO ESTA EN SU REGISTRO

Publicado: 2017-07-24

Por:Dennis Falvy  

El Instituto Geofísico del Perú(IGP) viene recurrentemente advirtiendo que hay un silencio sísmico que preocupa. Lo mismo lo señalan varios profesionales , pero la gente no hace caso, hay simulacros y el cuento absurdo es que hay que tener una mochila  de emergencia con ciertas cosas básicas, para el post sismo.

Lo que aterra es que no estamos en Japón. Donde hay una cultura de sismos. Y vaya que luego de ellos, rápidamente vuelven los japoneses a la normalidad. Aquí con el Costero, lo que no hizo Comunicore, es decir  la caída de puentes lo liquidó al Alcalde Castañeda. Pero esto son simplezas. Lo que nadie parece prestarle atención es a ciertos titulares como este :

TERREMOTO SUPERIOR A 8.5 GRADOS EN EL PERÚ, ADVIERTE IGP

Nadie le da bola. Y pese a que una seguidilla de temblores puso en alerta a la población limeña en los últimos días, ante ello, Hernán Tavera, director de sismología del Instituto Geofísico del Perú (IGP) estuvo en DR TV para alertar a las personas que un terremoto superior a 8.5 grados se dará sí o sí en el Perú, principalmente en la zona centro y sur, donde se encuentra Lima, Nasca, Moquegua y Tacna.

"El desastre en las ciudades no depende del tamaño del terremoto, sino de cómo han crecido estructuralmente las ciudades", explicó Tavera.

En ese sentido, mencionó que, después del último terremoto del 74 que afectó Lima, han crecido distritos como Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, El Agustino, Ventanilla, sin embargo, todos estos lugares se han construido sin control y sobre laderas de cerros, lo que aumenta el riesgo.

Sobre los edificios nuevos que han sido construidos en el malecón de la Costa Verde, el director del IGP advirtió que después del terremoto que se dio en Lima en el año 40, en los diarios de ese entonces, una persona que estuvo en el frontón reveló:

"Nunca he visto una catarata tan grande de piedras y tierra, cuyo polvo desapareció Lima".

Finalmente, informó que de darse un tsunami en Lima, la gente tendría un promedio de 12 a 15 minutos para evacuar y alejarse de las zonas costeras.

HOY EN UN DIARIO ESPECIALIZADO

El diario Gestión  señala que el IGP se pregunta : ¿Cuántos grados en la escala de Richter tendría un terremoto con epicentro en Lima?

Y la publicación señala que Hernando Tavera, director del IGP, explicó que cuanto más grande es el sismo o terremoto se necesita mayor periodo de acumulación de energía y mayor área por romperse.Cosa que es una verdad d eperogrullo y que es cierto la gente olvida.

La periodista Mía Ríos señala entonces que . el 28 de octubre de 1746 Lima y Callao fueron epicentro de un terremoto de entre 8 y 9 grados en la escala de Richter. No solo se movió la tierra, el Callao, fue el más afectado pues, tras moverse la tierra, vino un maremoto que destruyó barcos, naves de guerra, viviendas y un hospital. Además de provocar la muerte de casi toda la comunidad chalaca.

Desde entonces, Lima no ha tenido un terremoto tan fuerte, no ha liberado energía en casi 300 años; por lo que cada vez estamos más cerca de que ocurra un movimiento de grandes proporciones.

Al respecto, Hernando Tavera, director del Instituto Geofísico del Perú (IGP), dijo que no se puede prever con exactitud cuándo ocurrirá un sismo o terremoto; sin embargo, la ciencia ha logrado identificar dónde es que las placas no se mueven, “lo cual es el principal indicativo de que ahí va haber un sismo”.

“En el Perú sabemos que frente a Lima hay 400 kilómetros de área que debe romperse, probablemente se como el terremoto de 1746. Puede tener una magnitud de 8.5. Cuanto más avanzamos en el tiempo estamos más cerca de que tenga que ocurrir indudablemente”, señaló a gestión.

¿CADA CUÁNTO TIEMPO HAY SISMOS O TERREMOTOS?

Según el IGP, sismos de magnitud 4 grados ocurren todos los días; mientras que los sismos de magnitud 6 ocurren uno cada año; los sismos de magnitud 7 ocurren entre 50 y 100 años; sismos de magnitud 8 entre 100 a 300 años; y sismos por encima de 8 más allá de los 300 años.

“Dependiendo que magnitud de sismo podemos tener una idea del tiempo de retorno, pero es una idea. Los sismos grandes requieren de mayor acumulación de energía. Hay una manera de comparar, un sismo de magnitud 5 libera la energía de una bomba atómica de Hiroshima, uno de 6 libera la energía de 30 bombas y uno de 7 libera energía de 900 bombas”, detalló.Es entonces una escala semilogarítimica , por ello quiens creen que temblores o un terremoto como los pasados en Lima hace años, liberan la energía, están errados.

En tanto, un terremoto de magnitud 8 libera la energía de 27,000 bombas y uno de magnitud 9 libera la de 910 mil bombas. “Entonces, cuanto más grande es el sismo, se necesita mayor periodo de acumulación de energía y eso también involucra mayor área por romperse; va a durar más tiempo y va a generar mayor sacudimiento del suelo y eso es lo que genera el daño”, sostuvo Tavera.

AFECTADOS

Las zonas más afectadas – prevé el especialista – serían Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, El Agustino, San Martín de Porres. Así como Independencia y Lurín.

“Todos estos empezaron a aparecer sin ninguna planificación urbana, con suelos inadecuados. El daño va a estar concentrado en gran porcentaje en estas zonas”, alertó.

QUE QUIERE DECIR ESTO

Tavera tiene toda la razón. En San Francisco en los EEUU , asimismo se sabe que habrá tarde o temprano un sismo, y ello  por la falla de San Andrés , que ha sido motivo de varias películas al estilo Hollywood; , lo que obviamente no es lo que sucede o puede suceder en la realidad. Y aquí en el Perú si bien hubieron terremotos seguidos en Lima en los años 1966; 1970 y 1974, estos no fueron de manera alguna catastróficos como lo que se señala fue el de 1940 en el Callao y lo que se señala fue el de 1746 y antes de ello en el año 1,687, algo que parece tan lejano.

Ojo que mi padre Miguel Falvy Salinas , como médico residente, en aquel entonces del año 40 , me contó al detalle no una sino varias veces y todas las veces consistente , lo que él vio y sufrió con el post del terremoto del año 40 en que se acordaba recurrenenmente cuando transitaba por un tranvía en laAvenida Saenz Peña del Callao y el vehúclo se movía como un barco en una tormenta y observo como los niños del puericultorio salían despedidos del edificio para morir a consecuencia del sismo al llegar al suelo,

El problema mayor fue el post terremoto, pues se desarrollaba la II Guerra Mundial en Europa y había escasez de medicamentos, entre otras cosas. La gente se moría por difteria y otras enferedades .Eso lo marcó a mi padre que no podía manejarse con   tantos niños muertos en el hospital de la Avenida Brasil y asimismo en el Hospital Loayza, con gente de edad.

UN TERREMOTO DE HACE TANTOS AÑOS

El Terremoto de Lima y Callao de 1687 ocurrió el 20 de octubre de 1687, asolando toda la costa central del Perú, entre Chancay y Pisco. Fueron en realidad dos sismos de gran intensidad: el primero se produjo a las 4:15 de la mañana, y el segundo a las 5:30 aproximadamente, al que siguió un maremoto que arrasó el puerto del Callao y otras localidades costeras. Gobernaba entonces en el Perú el Virrey Don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata.

Este doble sismo es considerado como el tercero de mayor intensidad ocurrido en Lima, después del Terremoto de 1746 y el Terremoto de 1940.

ANTECEDENTES

El día 30 de enero de 1687 se sintió en Lima un temblor de regular intensidad. Dos meses después, otro sismo bastante recio sacudió la capital del Virreinato, en la medianoche del 31 de marzo al 1º de abril. A éste le siguieron los del 8, 9, 13 y 16 del mismo mes de abril, que aunque fueron de menor intensidad, por su alarmante repetición son considerados heraldos trágicos del violento terremoto del 20 de octubre de ese año.

LOS TERREMOTOS Y EL MAREMOTO 

El 20 de octubre de 1687, a las 4 y 15 de la madrugada, cuando los pobladores de Lima estaban sumidos en el sueño, empezó el sismo que tuvo una duración bastante prolongada. La crónica histórica afirma que algunos novicios jesuitas rezaron juntos a grito pausado, durante todo el tiempo que duró el sismo, la mayor parte de la letanía laureta.

El Virrey del Perú Don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata.

El pánico se apoderó de todos. El terrible sacudón desarticuló los edificios y torres de la ciudad. Las campanas de las iglesias tocaban por sí solas y el estruendo era muy grande. Se abrieron grietas en el suelo. La gente se volcó a calles, plazas y plazuelas. Se oían gemidos y oraciones en voz alta, pidiendo perdón a Dios e invocando su misericordia. Pasado el prolongadísimo sacudón, la población comenzó a reaccionar. Los más serenos se dedicaron a rescatar a los heridos de entre los escombros. Amigos y parientes se buscaban unos a otros. El enérgico Virrey Duque de la Palata impartió de inmediato las órdenes adecuadas y la gente ya se estaba tranquilizando, cuando poco después, a las 5 y 30 de la mañana, la tierra volvió a ser sacudida por otro fortísimo y largo sismo.

Esta vez el pánico fue incontrolable. Cayeron iglesias, edificios y mansiones, y las grietas se extendieron aterradoramente. Se derrumbó la torre de la iglesia de Santo Domingo, matando a mucha gente. Cayeron los portales de la Plaza Mayor. Se desplomó el Palacio de Gobierno, lo mismo que la Capilla Mayor de San Agustín y se vino abajo la bóveda y el crucero de la iglesia de San Francisco. Casi todos los edificios sufrieron daños y creció el número de víctimas.

El puerto del Callao, aparte de los estragos del sismo, sufrió las gravísimas consecuencias de un tsunami con olas de entre 5 y 10 metros de altura. Los estragos del maremoto se extendieron a lo largo de la costa comprendida entre Chancay y Arequipa. Hay constancia que este tsunami tuvo también efecto en zonas tan alejadas como las costas del Japón.

CONSECUENCIAS

En Lima murieron unas 100 personas, aparte del total de muertos en Cañete, Chancay y Pisco, sobre todo en este último lugar, que también fue inundado totalmente por el mar, a punto tal que después hubo de trasladarse y refundarse a una legua del mar.

El Callao, como consecuencia del maremoto, quedó totalmente destruido y fallecieron 600 personas. La ola marina entró al puerto por encima de las murallas haciendo encallar dos embarcaciones e hizo desaparecer un pueblo de indios pescadores llamado Quilcay (Lurín) situado a cinco leguas al sur de Lima.

En Trujillo se sintió también el temblor, aunque solo como ruidos sin conmoción. Se le atribuyó la esterilización del valle de Chicama para la producción del trigo, el que se recogía hasta entonces hasta 18,000 fanegadas anuales.

Se esterilizaron también los terrenos para la cosecha de dicho cereal en la provincia de Lima, en una extensión como de 200 leguas, y hubo una epidemia de roya. El trigo encareció y dejó de producirse en la costa peruana y desde entonces se tuvo que importar de Chile.12

El viernes 28 de octubre de 1746, a las 10:30 p.m., los habitantes de Lima fueron sorprendidos por las violentas sacudidas de la tierra que obligaron a todos a salir de sus casas y buscar los lugares descampados. Por desdicha no todos pudieron hacerlo y aun aquellos que ganaron la calle vinieron a sucumbir al derrumbarse los muros adyacentes. La confusión y el espanto cundieron por toda la ciudad e hizo que fuese mayor el desconcierto la circunstancia de la hora, aun cuando la oscuridad no era tanta por la iluminación de la luna.

La duración del sísmo, según las relaciones del tiempo, fue de tres a cuatro minutos, tiempo más que suficiente para una destrucción total de la ciudad. Lima tenía 60,000 habitantes y contaba con 3,000 casas, repartida en 150 manzanas. Cayeron las partes altas de templos, conventos, mansiones y diversas construcciones; culminado el sismo nubes de polvo ocultaron la visión de la población.

No es posible dar otras indicaciones del fenómeno porque no las traen las noticias de la época, salvo lo que dice el Marqués de Obando sobre la dirección del movimiento: que su mayor ímpetu parecía venir del noroeste. Según las descripciones que nos han llegado debió ser de magnitud 9.0 Mw en la escala de momento.

La noche fue verdaderamente angustiante, aun sin saberse todavía en Lima la desgracia del vecino puerto del Callao, que fue arrasado por un maremoto. Muchos, para no quedar sepultados entre las ruinas, así como para hallar amparo en la compañía de los demás, se refugiaron en la Plaza Mayor y otros se retiraron al fondo de sus huertas, de modo que en las casas que aún permanecían en pie o entre los escombros de otras reinaba un gran silencio, como lo advierte en su relación el autor antes citado.

En medio de tan grande confusión y sucediéndose las subsiguientes réplicas, aunque ya no con tanta violencia, no se hizo posible acudir al auxilio de los heridos y de los que gemían sepultados bajo las ruinas. Algunos fueron extraídos de entre los escombros después de haber pasado uno y aun dos días sepultados. Pocos pudieron conservar en aquellos instantes bastante serenidad de ánimo para acudir al socorro de los demás.

La procesión del Señor de los Milagros se realizó por primera vez después del devastador terremoto de 1687, cuando el muro otra vez se mantuvo en pie. Se hizo una réplica en lienzo que salió en procesión desde el humilde barrio de Pachacamilla -hoy distrito del Rímac- hasta la pluricultural Plaza Mayor y las principales calles de la ciudad, y los Barrios Altos. Se declara como fiesta oficial después del terremoto de octubre de 1746.

UN AMANECER DE ESPANTO 

Amaneció el día sábado 29 de octubre y los ojos de los sobrevivientes contemplaron con espanto la ruina de la ciudad. De las tres mil casas que componían las ciento cincuenta islas o manzanas que se encerraban dentro de las murallas de Lima, apenas veinticinco se mantuvieron incólumes. Las calles se veían obstruidas por los escombros y el interior de los edificios ofrecía un aspecto desolador. Las torres de la Catedral se desplomaron y cayeron sobre las bóvedas destruyéndolas. Otro tanto sufrieron las torres de las iglesias de San Agustín, La Merced y San Pablo de la Compañía. Prácticamente todas las iglesias, conventos, monasterios, capillas y hospitales, sufrieron más o menos iguales destrozos.

El arco magnífico que estaba a la entrada del Puente de Piedra, coronado por la estatua ecuestre del rey Felipe V (cuya muerte, acaecida el 9 de julio de ese año, se ignoraba todavía en el Perú), se vino al suelo, quedando la escultura desgajada en el suelo y entorpeciendo el paso. En el Palacio virreinal, no quedó un lugar habitable y el Virrey hubo de acomodarse en una barraca de tablas y lona, pero no estaba en mejores condiciones el Santísimo Sacramento que del Sagrario fue conducido a una ramada que se improvisó en la Plaza mayor. El edificio del Tribunal del Santo Oficio quedó igualmente en ruinas.

DESAPARECE EL PUERTO DEL CALLAO BAJO EL MAR

Desde las primeras horas del día comenzaron a circular voces sobre la destrucción del Callao y el virrey envió a aquel puerto a algunos soldados de a caballo, a fin de cerciorarse del hecho. Estos trajeron la confirmación del desastre y a poco ya toda la ciudad lo sabía, pues a ella llegaron también unos cuantos sobrevivientes de la embestida del mar.

Lo que contaron dichos sobrevivientes fue algo horrendo, con ribetes apocalípticos. Media hora después del terremoto se había entumecido el mar y elevado a enorme altura, y con horrible estruendo se había precipitado por dos veces sobre la tierra, que la inundó y barrió todo lo que encontró a su paso. Del antiguo puerto sólo quedaron unos cuantos restos de la muralla y el arranque de las paredes de algunos edificios. El Marqués de Obando, Jefe de la Escuadra y General de la Mar del Sur, dice que los cuatro mayores navíos que había en el puerto, soltando las anclas fueron lanzados por encima del presidio y vinieron a varar el uno dentro de la plaza, el otro, cargado de trigo, a escasa distancia del anterior y los otros dos hacia el sudeste, como a distancia de un tiro de cañón de los baluartes.

El número de los que perecieron en el puerto se calcula en unos cuatro a cinco mil, prácticamente toda la población; sólo se salvaron 200 personas. En un lienzo de muralla lograron salvarse un religioso y unas treinta personas. Otros, en su mayoría pescadores o marineros, acogidos a las tablas y maderos que sobrenadaban fueron arrojados más tarde a las playas o bien a la isla de San Lorenzo. El mar se retiró, pero no volvió a su límite antiguo. Esto significa que hubo una subsidencia cosismica, es decir, toda la zona del Callao se hundió después del terremoto.

IMPACTO EN LAS PROVINCIAS

La destrucción causada por el sismo se extendió a varios kilómetros a la redonda. Fueron afectadas Cañete, Chancay, y Huaura, hasta 24 leguas al NNO. del Callao; y sufrieron también los valles de Barranca y Pativilca. En Lucanas reventó un volcán de agua caliente inundando toda la quebrada.

Intensidades máximas se evaluaron en el denominado norte chico, con XI en Huacho y X en Chancay; luego el área de Lima y Callao donde varió de IX a X en la zona de Canta y Matucana también se evaluó intensidades de IX, en Cañete VIII, reportes de Trujillo con una intensidad de VI, Cerro de Pasco, Santa y Huaraz VI-VII, Huamanga y Huancayo VI, Arequipa y CuSco V. Fue sentido en Moyobamba, Cajamarca, Chachapoyas, Tumbes, Puno y Tacna.

CONSECUENCIAS

El reporte oficial mencionó más de 10,000 muertos en Lima, Callao y villas adyacentes. En Lima las víctimas no debieron pasar de 2.000, habiendo diversidad en los datos al respecto, lo que se explica por no haberse dado a todos los cadáveres sepultura: muchos quedaron insepultos entre las ruinas y sólo con el tiempo fueron paulatinamente descubriéndose. De todos modos una cifra crecida teniendo en cuenta la población total, de unos 60.000 habitantes. Otras víctimas inevitables fueron los animales domésticos. Se calcula en 3.000 las mulas y caballos que murieron aplastados por los derrumbes.

En el Callao, según el Marqués de Obando, era horrendo el espectáculo de los despojos humanos descubiertos y en las posturas más violentas que se puedan imaginar. Así por el calor propio de la estación como por andar revueltos con las horruras del mar y no ser fácil enterrarlos en el terreno que ocupaban, por ser de cascajo o piedra zahorra e inundarse fácilmente, la fetidez era intolerable.

En cuanto a las edificaciones, en Lima sufrió una destrucción total, excepto 25 casas de las 3.000 que conformaban la ciudad; pero Emilio Perez-Mallaina ha hecho ver que esta información sobre las edificaciones fue exagerada por varios motivos, sobre todo para reducir el interés de los censos de los inmuebles propiedad de la Iglesia Católica.

Terremoto de Lima y Callao de 1940 se produjo el 24 de mayo de 1940, a las 11:35 de la mañana (hora local), asolando Lima, la Provincia Constitucional del Callao y zona costera del departamento de Lima, en Perú. Hubo también un tsunami. El sismo fue sentido desde Guayaquil (Ecuador) en el norte hasta Arica (Chile) en el sur. Produjo una intensidad de VI MMI en el Callejón de Huaylas; V MMI en Trujillo, IV MMI en Paita y Piura.

Ha sido el terremoto de mayor magnitud que afectó a Lima en el siglo XX y el segundo desde la fundación de la ciudad, después del Terremoto de Lima de 1746.

Las informaciones de la prensa sobre el sismo que remeció Lima aquel día lo describen elocuentemente: "A esa hora un sordo rumor anunció la llegada del fenómeno, el que continuó con extraordinaria violencia hasta sacudir las paredes de los edificios. Segundos más tarde era fácil advertir cómo las molduras, cornisas y aplicaciones se desprendían de las casas para caer con impresionante estrépito. A la vez se levantaba una polvareda, consecuencia del material arrancado de las construcciones de quincha y tierra" (Diario El Comercio de Lima). La nube de polvo provenía también de los acantilados derrumbados de la zona costera.

El terremoto fue considerado como uno de los peores registrados hasta esos momentos en la capital del Perú, pero afectó más rudamente al Callao, por estar más cerca al epicentro, sufriendo el puerto el embate de un maremoto, con retiro del mar a 150 metros y retorno con olas de 3 metros de altura que anegó totalmente los muelles.

Muchos locales escolares sufrieron graves daños. Debido a que el sismo coincidió con la hora de salida de los alumnos, originó mayor confusión.

COMENTARIO

Hay más que decir del terremoto del año 1746, que Tavera señala que son como 270 años de silencio sísmico.

Es oportuno recordar que en el año  1975, Brian T. Brady, físico del Centro de Investigaciones Mineras de Colorado, EE.UU., publicó en le revista especializada ‘Pure and Applied Geophysics’ una tesis científica que tituló ‘Teoría de Sismos IV. Implicancias en la Predicción de Terremotos’.

Allí pronosticaba que en la costa peruana habría “un evento de M-8.5 (+ - 0.1) en un lapso mínimo, medido a partir del 14 de setiembre de 1974, de aproximadamente 5.9 años”. Como se recordará, el 3 de octubre de 1974 se había registrado un terremoto de una magnitud de 7.6 en la escala de Richter*, con epicentro en el mar, a unos 90 kilómetros al sur de Lima. Ese sismo mayor causó sustanciales daños materiales y miles de heridos, aunque, providencialmente, solo 178 muertos. 

La hipótesis de Brady sostenía que la sacudida de 1974 generó un comportamiento sísmico posterior peculiar, con réplicas que duraron 3 meses y que se detuvieron con un zamacón de 7, seguidas de un silencio. Para Brady ese fenómeno no había liberado toda la energía en el proceso de subducción en la profunda falla que existe entre la Habría tenido una intensidad de 9.3 grados, seguido por otro de 8.7 en Lima y el Sur Chico, pero en 1981 y 1982 no pasó nada. 

Este sarpullido de sismos registrados en el siglo XX indica que el área donde la placa de Nazca se desliza más frecuentemente debajo del continente coincide con el último terremoto. 

Pero el físico Brady creía en 1975, y seguramente sigue creyendo, que a pesar de todos esos reacomodos tectónicos de hasta 8 grados, allí hay una profunda falla geológica que sigue madura para un desprendimiento mayúsculo. * Ahora la magnitud de los sismos se mide mayormente según la escala que diseñó Charles Richter en 1934. 

Esta escala es logarítmica, de tal forma que un sismo de 6 es diez veces mayor que uno de 5. La escala Richter se considera más apropiada que la que inventó Giuseppe Mercalli en 1902, método que era mejor que el arequipeño antiguo. Entonces, según la periodista Teresin.

El caso es que eran las 10 y 30 de la noche del 28 de octubre en el año 1746 cuando un terremoto de 9 grados sorprendió a los habitantes de Lima. Oscuridad, destrucción, temor y desconcierto reinaron esa noche que pasó a la historia pues el sismo es considerado como el segundo más devastador ocurrido en Perú.

Se sabe que la duración del sismo fue de 3 a 4 minutos. Lima por esa época albergaba a aproximadamente 60 mil habitantes en 300 casas repartidas en 150 manzanas. El fuerte sismo destruyó campanarios, templos, conventos y diversas construcciones.

Sin embargo debido al transporte limitado de la época, esa noche en Lima aún nadie sospechaba lo que pasaba en el Callao: tan solo 30 minutos después del estruendoso sismo, una ola gigante golpeó dos veces el puerto chalaco, inundando y arrasando todo a su paso.

Del antiguo puerto solo quedó una muralla y los restos de algunas construcciones. Se calcula que en el Callao sobrevivieron alrededor de 200 personas de aproximadamente 5 mil y después de la tragedia, el mar nunca volvió a su límite anterior, es decir, gran parte del Callao se hundió.

.Cabe indicar que Perú por su ubicación geográfica está situado frente a la Placa de Nazca (placa tectónica del océano Pacífico) por lo que la ocurrencia de un evento sísmico es inminente.

En el año 1746 con este sismo el Callao, fue el más afectado, debido a que una ola gigante, hoy conocido como tsunami, golpeó sus costas destruyendo murallas, barcos de pescadores, naves de guerra, viviendas, el hospital. Además de morir casi toda la población chalaca.

Fruto del oscurantismo de la época, las autoridades religiosas trataron de encontrar una respuesta a tan gran evento destructivo, llegando a pensar que había sido un castigo de Dios por adoptar las mujeres la moda francesa, la que consistía en usar grandes escotes, mangas cortas y faldas que mostraban gran parte de las piernas femeninas.

Lima y Callao nuevamente se tuvieron que reconstruir después del terremoto.

Es menester entonces señalar que el sismo de esa magnitud vendrá, pero no se sabe cuando. Y es importante que desde ahora se hagan las previsiones en materia de salud, reconstrucción de vivienda y otras inversiones de previsión, las que obviamente redundaran en empleo y crecimiento de la producción, cuando menos.Si el terremoto de Pisco y el Niño costero, además de la precariedad para siquiera salvar a 2 personas en el container de las Malvinas , nos están mostrando lo desprotegido que está Lima y por ende algunas regiones, el creer que con simulacros a los que pocos le dan importancia y a esa macana de la mochila de emergencia , vaya al menos aprendamos de que ha hecho Chile y Ecuador con sus últimos sismos, pues no hay que tomar a lo superficial lo que el Doctor Tavera del IGP señala. Que hay ya 270 años de silencio sísmico. Y es que sismo avisado no mata tanta gente durante y después de ese trágico episodio que tarde o temprano vendrá .


Escrito por

dennis falvy

Economista de la Universidad Católica con un master en administración en la Universidad de Harvard; periodista en economía .


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