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LO QUE SE PREGUNTABA "ZAVALITA"

POR LO VISTO SIGUE Y CON MAYOR AHINCO EN ESTOS DIAS 

Publicado: 2017-02-20

Por:Dennis Falvy   

Es difícil olvidar el cuestionamiento de Zavalita  en uno de los primeros libros de Vargas LLosa con aquello de :¿Cuando se jodió el Perú ? Y... la verdad : cuándo terminará ello y que nos encuentra en este momento tan complicado que abarca a gran parte del  continente latinoamericano, por la acción, según muchos, de ese siniestro Lula da Silva , del partido de los trabajadores que utilizó firmas brasileras para coimear e implantar su dominio de parte de  ese enorme país de nombre Brasil, incluso ayudado por la patria de Fidel. 

En el diario el País, en su “ Piedra de Toque” el nóbel Mario Vargas LLosa escribe : “ Las Delaciones Premiadas” y señala que las Revelaciones como las del potentado Odebrecht, abren una oportunidad en los países latinoamericanos para hacer un gran escarmiento contra los mandatarios corruptos.

Al margen de las críticas que se le vienen haciendo al escritor, por haber avalado y blindado al Humala y a la misma Nadine Heredia; en una célebre entrevista que le hiciera la Colocha Ospina, que lo entrevisto en Madrid en plena contienda electoral, en donde fiel a su antifujimorismo dijo que la Heredia era como una hijita de la madre Teresa de Calculta , además de haber defendido a Toledo; incluso  con el  rompimiento de su hijoAlvaro, cuando descrubrió la esencia, la calaña  de lo que éste malhechor mitómano que se decía asimismo  error estadístico, por supuesto que  incluso alabó a KuczynskI en la pasada justa electoral ; porque así es el escritor pues.

MARIO : PARA LO UNICO QUE TU SIRVES ES PARA ESCRIBIR

Esto lo publicó el mismo diario español El País , derivado del discurso   de Vargas Llosa por su nobel, en  Estocolmo el 7 de diciembre del año 2,010 y es que allí el Premio Nobel de Literatura habló ante la Academia Sueca.- 

Entre lágrimas y ovaciones, el escritor hispano-peruano hizo una autobiografía conmovedora. Aquí tan sólo una parte de lo que el manifestó y se publicó en el diario:

Mario Vargas Llosa ha convertido una carta de batalla sobre su vida y su vocación literaria en un discurso que le hizo llorar a él mismo cuando abordó la figura de su mujer, Patricia. "El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años". Ahí el Nobel, que había recorrido en su discurso su descubrimiento de la lectura a los cinco años, sus lecturas de poemas con su madre, los libros de Flaubert y Faulkner, la política, los nacionalismos y otros fanatismos, así como la decepción ante la Revolución Cubana y otros acontecimientos que marcaron el siglo XX, prorrumpió en lágrimas y ya leyó, interrumpiéndose a sí mismo con la voz quebrada por la emoción, todo un párrafo de homenaje a su familia: "Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana, ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien".

Su hijo Álvaro, de los pocos que había leído el discurso de su padre, nos dijo que en esta alocución del Nobel "está el espejo de su alma, la esencia de Mario Vargas Llosa, su pensamiento ético y también su estatura sentimental". Patricia no conocía el discurso; lo escuchó esta noche por primera vez. "Está conmovida hasta los huesos", ha dicho Álvaro. "Ahora ya ve que son obvias las razones por las que mi padre no se lo dejó leer".

Ese párrafo va a marcar ahora la historia de un discurso que por otra parte constituye la explicación más breve pero también más emocionante de la trayectoria de Mario Vargas Llosa. El escritor, que esta noche se sorprendía a sí mismo de haber llorado ("¡Yo que nunca lo hago!"), explicó que "igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida"; "que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana...". Reconoció que el espanto de nuestra época es el fanatismo, los terroristas suicidas, la multiplicación de armas de destrucción masiva: "Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad..." Expresó su decepción "del estatismo y el colectivismo"; "mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy -que trato de ser- fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética".

 Expresó su amor a Barcelona -donde vivió cinco años a comienzos de los años setenta- y a España y, como no, a Perú: "El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad de mi madre, mis abuelos y mis tíos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas..." y por esa vía Vargas Llosa, desde "el paraíso de la infancia" desembocó en ese párrafo que le hizo llorar: "El Perú es Patricia". Patricia, la prima "tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que tú sirves es para escribir'". Una ovación tremenda alivió al Nobel de sus lágrimas. 

LAS DELACIONES PREMIADAS

Algún día habrá que levantar un monumento en homenaje a la compañía brasileña Odebrecht, porque ningún Gobierno, empresa o partido político ha hecho tanto como ella en América Latina para revelar la corrupción que corroe a sus países ni, por supuesto, obrado con tanto empeño para fomentarla.

La historia tiene todos los ingredientes de un gran thriller. El veterano empresario Marcelo Odebrecht, patrón de la compañía, condenado a diecinueve años y cuatro meses de prisión, junto con sus principales ejecutivos, luego de pasarse un tiempito entre rejas anunció a la policía que estaba dispuesto a contar todas las pillerías que había cometido a fin de que le rebajaran la pena. (En Brasil llaman a esto “las delaciones premiadas”). Comenzó a hablar y de su boca —y las de sus ejecutivos— salieron víboras y ponzoñas que han hecho temblar a todo el continente, empezando por sus presidentes actuales y pasados. El señor Marcelo Odebrecht me recuerda al tenebroso Gilles de Rais, el valiente compañero de Juana de Arco, que, llamado por la Inquisición de Bretaña para preguntarle si era cierto que había participado en un acto de satanismo con un cómico italiano, dijo que sí, y que, además, había violado y acuchillado a más de 300 niños porque sólo perpetrando esos horrores sentía placer.

La compañía Odebrecht ha gastado cerca de 800 millones de dólares en coimas (sobornos) a jefes de Estado, ministros y funcionarios para obtener licitaciones y contratos que, casi siempre escandalosamente sobrevaluados, le permitían obtener ganancias sustanciosas. Esto venía ocurriendo hace muchos años y, acaso, nunca hubiera sido castigado si entre sus cómplices no estuviera buena parte de la directiva de Petrobras, la petrolera brasileña que, investigada por un juez fuera de lo común, Sergio Moro —es un milagro que esté todavía vivo—, destapó la caja de los truenos.

ESPERO QUE TOLEDO SEA JUZGADO Y SI ES CULPABLE, PAGUE POR SUS ROBOS Y POR SU ENORME TRAICIÓN

Hasta el momento hay tres mandatarios latinoamericanos implicados en los sucios enjuagues de Odebrecht: de Perú, Colombia y Panamá. Y la lista sólo acaba de comenzar. El que está en la situación más difícil es el expresidente peruano Alejandro Toledo, a quien Odebrecht habría pagado 20 millones de dólares para asegurarse los contratos de dos tramos de la Carretera Interoceánica que une, a través de la selva amazónica, al Perú con el Brasil. Un juez ha decretado contra Toledo, que se halla fuera del Perú en condición de prófugo, prisión preventiva de dieciocho meses mientras se investiga su caso; las autoridades peruanas han dado aviso a la Interpol; el presidente Kuczynski ha llamado al presidente Trump pidiendo que lo devuelva al Perú (Toledo tiene un trabajo en la Universidad de Stanford) y el Gobierno israelí ha hecho saber que no lo admitirá en su territorio mientras no se aclare su situación legal. Hasta ahora, él se niega a regresar, alegando que es víctima de una persecución política, algo que ni sus más ardientes partidarios —le quedan ya pocos—pueden creer.

Me apena mucho el caso de Toledo porque, como ha recordado Gustavo Gorriti en uno de sus excelentes artículos, él encabezó con gran carisma y valentía hace 17 años la formidable movilización popular en el Perú contra la dictadura asesina y cleptómana de Fujimori y fue un elemento fundamental en su desplome. No sólo yo, toda mi familia se volcó a apoyarlo con denuedo. Mi hijo Gonzalo se gastó los ahorros que tenía en la gran Marcha de los Cuatro Suyos, en la que miles, acaso millones, de peruanos se manifestaron en todo el país a favor de la libertad. Mi hijo Álvaro dejó todos sus trabajos para apoyar a tiempo completo la movilización por la democracia y, a la caída de Fujimori, su campaña presidencial hasta la primera vuelta, y fue uno de sus colaboradores más cercanos. Luego, algo extraño ocurrió: rompió con él, de manera precipitada y ruidosa. Alegó que había oído, en una reunión de Toledo con amigos empresarios, algo que lo alarmó sobremanera: Josef Maiman, el expotentado israelí, dijo que quería comprar una refinería que era del Estado y un canal de televisión. (Maiman, según las denuncias de Odebrecht, ha sido el testaferro del expresidente y sirvió de intermediario, haciendo llegar a Toledo por lo menos 11 de los 20 millones recibidos bajo mano para favorecer a aquella empresa). Cuando ocurrió aquello, pensé que la susceptibilidad de Álvaro era exagerada e injusta y hasta tuvimos un distanciamiento. Ahora, me excuso con él y alabo sus sospechas y olfato justiciero.

NADA DESMORALIZA TANTO COMO ADVERTIR QUE LOS GOBERNANTES UTILIZAN EL PODER PARA ENRIQUECERSE

Espero que Toledo regrese al Perú motu proprio, o lo regresen, y sea juzgado imparcialmente, algo que, a diferencia de lo que ocurría durante la dictadura fujimorista, es perfectamente posible en nuestros días. Y si es encontrado culpable, que pague sus robos y la enorme traición que habría perpetrado con los millones de peruanos que votamos por él y lo seguimos en su campaña a favor de la democratización del Perú contra los usurpadores y golpistas. Lo traté mucho en esos días y me parecía un hombre sincero y honesto, un peruano de origen muy humilde que por su esfuerzo tenaz había —según le gustaba decir— “derrotado a las estadísticas”, y estaba seguro de que haría un buen gobierno. Lo cierto es que —pillerías aparte, si las hubo— lo hizo bastante bien, pues en esos cinco años se respetaron las libertades públicas, empezando por la libertad para una prensa que se encarnizó con él, y por la buena política económica, de apertura e incentivos a la inversión, que hizo crecer al país. Todo eso ha sido olvidado desde que se descubrió que había adquirido costosos inmuebles y dio unas explicaciones —alegando que todo aquello había sido adquirido por su suegra ¡con dinero del celebérrimo Josef Maiman!— que en vez de exonerarlo nos parecieron comprometerlo todavía más.

Las “delaciones premiadas” de Odebrecht abren una oportunidad soberbia a los países latinoamericanos para dar un gran escarmiento a los mandatarios y ministros corruptos de las frágiles democracias que han reemplazado en la mayor parte de nuestros países (con las excepciones de Cuba y Venezuela) a las antiguas dictaduras. Nada desmoraliza tanto a una sociedad como advertir que los gobernantes que llegaron al poder con los votos de las personas comunes y corrientes aprovecharon ese mandato para enriquecerse, pisoteando las leyes y envileciendo la democracia. La corrupción es, hoy en día, la amenaza mayor para el sistema de libertades que va abriéndose paso en América Latina luego de los grandes fracasos de las dictaduras militares y de los sueños mesiánicos de los revolucionarios. Es una tragedia que, cuando la mayoría de los latinoamericanos parece haberse convencido de que la democracia liberal es el único sistema que garantiza un desarrollo civilizado, en la convivencia y la legalidad, conspire contra esta tendencia positiva la rapiña frenética de los gobernantes corruptos. Aprovechemos las “delaciones premiadas” de Odebrecht para sancionarlos y demostrar que la democracia es el único sistema capaz de regenerarse a sí mismo.

Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2017.

© Mario Vargas Llosa, 2017.

MI COMENTARIO

Está claro que Mario Vargas Llosa es un notable escritor. Asimismo una personalidad complicada, pues luego de leer lo de Estocolmo , pasa el tiempo  y ahora anda enamorado como si fuera un muchachon;  de la filipina esa que también observa un excelente curriculum y que empieza el mismo con el cantante Julio Iglesias. Lo que si esta meridianamente claro, es que Vargas Llosa  es negado para la política. Su pasión lo carcome y vaya que se equivoca de cabo a rabo. Lo de Toledo y los Heredia Humala es sencillamente imperdonable. Esa entrevista que le hizo la Colocha Ospina, en que defiende de una manera tan absurda a la Heredia , nos muestra una personalidad muy complicada. Si hubiera sido presidente en el año 1990, probablemente habría complicado aún más al Perú.  Para qué decir más de él. Se irá del planeta en su momento , no habiendo podido manejar y por tantos años , que un chinito  con un tractor, lo hiciera leña y que un cholito mentiroso , mitómano y farsante, lo haya encandilado.Qué pena por él, porque además es agnóstico . 


Escrito por

dennis falvy

Economista de la Universidad Católica con un master en administración en la Universidad de Harvard; periodista en economía .


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