#ElPerúQueQueremos

PPK Y LA CUCARACHITA MARTINA

HAY ALGO DE EL EN EL  INFANTIL CUENTO: ¿NO LES PARECE?

Publicado: 2016-09-04


POR: DENNIS FALVY

Ustedes se preguntarán absortos .¿ qué tiene que hacer este cuento infantil con el laureado, querido y hasta amado presidente que se carcajea como el viejito pascuero, baila con el mismo paso todo ritmo, toca la flauta y hace barbaridad y media y aun así tiene un 60% de aprobación de este país de desconcertadas gentes? Asimismo leo su entrevista en Caretas, sosa, general y ni siquiera dice una palabra sobre el tema de la “Seguridad Ciudadana” y qué diablos va a hacer con la grasa burocrática que le han dejado los Heredia/Humala y si va a segui con ese Gasoducto que el asegura no va a exportar nada de gas sino va a licitar para que haya ese producto en la región sur. Pues lean lo de Caretas a la Martina ídem y luego mi singular comentario ¿Quedamos?

SEÑALA EL CUENTO QUE

Había una vez una cucarachita muy bonita que vivía en el campo. Sus ojos eran negros y su piel morena. Todo el mundo la llamaba la Cucarachita Martina. La cucarachita era muy buena ama de casa, y la suya brillaba como una tacita de oro. Un día mientras barría el patio de su casa se encontró un objeto redondo.

—"¿Qué será esta cosa redonda? ¡Ah es una moneda! ¿Qué voy hacer con esta moneda? ¡Ah, ya sé lo que voy hacer! Me compraré un traje nuevo. No, no, un traje vale más que esta moneda. ¿Qué voy a comprar con esta moneda? Compraré un par de zapatos. ¡Ah, no, no! Un par de zapatos vale más que esta moneda. Ya sé, compraré una caja de polvo. Eso sí que me hace falta." (La cucarachita va al pueblo a comprar el polvo)

REGRESO MARTINA A SU CASA

Esa tarde cuando la Cucarachita regresó a su casa, se bañó, se empolvó toda, y se puso su mejor vestido. Martina se veía lindísima. Tenía una amapola en el pelo y la cara bien empolvada. Entonces se sentó a tomar el fresco en el portal de su casa.

APARECIO EL GATO

Al rato atravesó la calle muy elegante un Gato, todo vestido de negro porque iba camino de unas bodas. Cuando la vio tan bonita, el Gato se acercó al portal, y recostándose en los balaustres, se atusó los bigotes con un gesto muy aristocrático:

Y dijo el gato: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

—Tal vez, Gato Pardo, tal vez. —dijo la cucarachita—. Pero, ¿cómo haces por las noches?

—"¡MIAOUUU, MIAOUUU, MIAOUUU".

—"¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

Y el Gato salió corriendo lo más rápido que pudo.

RECALO ENTONCES UN PERRO

Al rato cruzó la calle un Perro, con su pelambre acabadita de cepillar porque iba camino de una boda. Viéndola tan bonita, se arrimó al balcón y se rascó el lomo contra los balaustres varias veces. Irguió entonces las orejas como si fuese un perro de casta:

Y dijo el perro: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

—Puede ser —dijo la cucarachita—. Pero primero tiene que decirme, ¿cómo haces por las noches?

—"¡GUAU, GUAU, GUAU, GUAU!".

—"¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

Y el Perro se fue muy triste.

VINO ENTONCES EL GALLO

Al rato pasó el Gallo, con su plumaje muy limpio y vestido muy elegante, se arrimó al balcón:

Y dijo el gallo: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

—Puede ser —dijo la cucarachita—. Pero primero tiene que decirme, ¿cómo haces por las noches?

—"KIKIRIKIIIII"

—"¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

El Gallo tristemente se alejó.

Y APARECIO UN GRILLO

Y en un santiamén apareció el grillo, se detuvo al lado del balcón de la casa y dejó de entonar su violín.

Y dijo el grillo: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

—Todo depende —dijo la cucarachita—. Pero primero tienes que decirme, ¿cómo haces por las noches?

—"CHIRRÍ, CHIRRÍ".

—"¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

Al Grillo se le bajaron las antenas de la pena.

Y LUEGO EL CHIVO

Poco después apareció el Chivo con sus cuernos muy brillosos, su barba muy bien peinada.

Y dijo el chivo: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

— Todo depende —dijo la cucarachita—. Pero primero tiene que decirme, ¿cómo haces por las noches?

—"BE, BEEE, BEEEEEEEE"

—"¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

El Chivo se alejó muy triste.

EL SAPO ENTONCES

Luego vino el sapo.

Y dijo el sapo: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

—Quizás…. —dijo la cucarachita—. Pero dime ¿cómo haces por las noches?

—"CROAR, CROAR"

—"¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

El sapo salió de allí refunfuñando.

EL CERDITO VISTOSO

En eso apareció en el balcón de la casa muy elegante y vistoso un cerdito.

Y dijo el cerdito: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

—No sé —dijo la cucarachita—. Pero dime antes, ¿cómo haces por las noches?

— "OINC, OINC, OINC"

— "¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

El cerdito salió con su rabito entorchado.

HASTA UN COCUYO O LUCIERNAGA

En eso se vio una lucecita verde. Era el cocuyo que impresionado con la belleza de la cucarachita se acercó a ella.

Y dijo el cocuyo: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

Bueno, Bueno —dijo la cucarachita—. Pero dime antes, ¿cómo haces por las noches?

— No te diré nada, solo te alumbraré con mis luceros.

— "¡Ay no, no, que me asustarás! ¡Váyase lejos de aquí!"

Al cocuyo se le apagaron sus lucecitas.

HASTA QUE VINO UN RATONCITO

Inesperadamente apareció el Ratoncito Pérez y se acercó a ella.

La Cucarachita lo vio acercarse, se arregló sus antenitas y se sentó derechita. El Ratoncito Pérez estaba vestido con una camisa verde de cuello blanco y pantalones recién planchados, y en la cabeza llevaba puesto un sombrero amarillo muy vistoso.

Y dijo el Ratoncito Pérez: Cucarachita Martina. ¡Qué linda estás! ¿Te quieres casar conmigo?

— A lo mejor —dijo la cucarachita—. ¿cómo haces por las noches?

— "Dormir y callar" —dijo el Ratoncito Pérez

—"¡Ay, me gusta lo que haces, Ratoncito Pérez! Sí, me quiero casar contigo"

La cucarachita Martina y el Ratoncito Pérez se casaron y se quedaron a vivir en la casita muy limpia de la cucarachita.

Y PASO EL TIEMPO

Y sucedió que un día, mientras la Cucarachita Martina cocinaba una gran olla de sopa, se acordó que no tenía sal para poner a la sopa, por eso fue a casa de la vecina para pedirle un poco.

Mientras tanto, atraído por el delicioso olor de la sopa y la curiosidad, el Ratoncito Pérez acercó una silla a la cocina, se subió a ella y se asomó al borde de la olla con la sopa hirviente, y en un descuido, !zás!, cayó dentro de ella.

Cuando volvió de casa de la vecina, la Cucarachita Martina encontró al Ratoncito Pérez todo pelado flotando entre los fideos de la sopa.

ES ASI QUE ENTONCES

Desde entonces se canta la canción que dice:

El Ratoncito Pérez

se cayó en la olla

por la golosina

de la cebolla.

Poco tiempo después la cucarachita Martina se volvería a casar; por eso un poeta escribió los versos siguientes:

Cucarachita Martina

viuda de Pérez,

se casará mañana

con un alférez.

Cucarachita Martina

esta vez tapó la olla

y aseguró la tapa

con una argolla.

Y cuando vaya a casa

de su vecina,

cerrará bien la puerta

de la cocina.

COMENTARIO MIO

Todos estos pretendientes de la Martina, son la cantidad de políticos que se florean, pero que nos han asustado y perturbado  por siglos. Pero claro con su debida distancia, este PPK semeja al ratoncito. Pues viejo y laureado como está es inofensivo y deja las cosas  en su nivel de statu quo , acompañado de otros ratoncitos que no están en el cuento, pero existen, les importa un pepino el déficit fiscal. Quieren endeudar al país. Como no vivió la hiperinflación que nos costó “Sangre, Sudor y Lágrimas”, pues de propia boca se corrió de lo peligroso que se puso el país, no sufrió los bombazos, las colas, los apagones, el no saber que saldría de la ducha o de los caños, el ruido ensordecedor de los grupos electrógenos; en fin, la vivió feliz en otros lares, lejos de los terrucos y haciendo harto billete con nacionalidad norteamericana de por medio. Tal vez por ello, hace gimnasia con sus ministros a las 10 de la mañana en Palacio y con cámaras de TV filmándolos. Da una entrevista sosa a Caretas que pocos entienden. Máxime si como ya señalé no habla sobre el tema de la seguridad ciudadana y traen al policía laureado de Colombia y el vocero Sheput sale a decir que no le gusta el pata, porque ese país es diferente al Perú ¿¿??. Les importa a los de Ppk un pepino la anterior administración y hasta le hacen creer a la gente que les importamos sobremanera ( cn auto invitación)  a ese monstruo que es la China, entre otras cosas, pues se va a caer en la olla, porque curioso o descuidado es. Por ello y cuando pase eso, cerraremos bien la tapa de la olla y la puerta de la cocina, pues por allí hay un enorme quantum de izquierdistas buenos para nada, que quieren meternos a todos a la olla super hirviente , porque a cada momento se levanta mas el fuego , incluso colándose por las rendijas. Y colorín, colorado, este cuento aún no se ha acabado: ¿No les parece? Y dificulto que como se van presentando las cosas, tenga un “Happy End” . Además hay un par de respuestas colosales en la reciente entrevista publicada en la Revista Caretas, cuando le pregunta el periodista  al PPK :

A)  PASÓ RASPANDO A LA SEGUNDA VUELTA, GANÓ POR 40 MIL VOTOS LA PRESIDENCIA. TENER ENTRE 60% Y 70% DE POPULARIDAD NO ESTÁ MAL.

–Como me recordó Alan García, no hay que creer que voy a estar así siempre.

B) –¿PERO CREE QUE LE SIRVE RESTARLE SOLEMNIDAD A LA POLÍTICA?

–Cada uno tiene su estilo. Soy como soy y a veces hablo tonterías. Pero en general, no. Son chistes. La gente tiene confianza porque ven que no estoy tratando de dorarles la píldora ni hacer táctica política, ponerme a declamar o subirme al helicóptero. En Tacna caminé más de dos horas. La presidenta del Congreso también, y Mechita y Martincito. La mayoría de ministros que no estuvieron en campaña estaban atónitos . 

" De Mamey " este presidente ; ¿No les parece?



Escrito por

dennis falvy

Economista de la Universidad Católica con un master en administración en la Universidad de Harvard; periodista en economía .


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